05 noviembre, 2013

Ha saltado una página porno en la PDI, ¿Qué hago?



¿No os ha pasado nunca que en un ordenador ha saltado una página con contenido inapropiado? Bien sea en un ordenador del aula de informática, o en la PDI, o incluso en un miniportátil de un alumn@. A tod@s nos ha ocurrido alguna vez... de hecho este es uno de los grandes "miedos" que existen o más bien existían...

 

Recientemente leía un artículo en el Huffington Post que me recordaba este asunto. El artículo trata el tema de la pornografía, los niñ@s/adolescentes e Internet. Un tema y un artículo muy interesantes. Os recomiendo la lectura del mismo que se reproduce más adelante.
Volviendo sobre el tema del contenido inapropiado y su "aparición espontanea" en el aula, trabajando en el programa RedXXI hemos propuesto en los Centros varias posibles soluciones. Aunque es cierto que es imposible ponerle puertas al campo y lo mejor es educar a nuestros alumn@s en estos aspectos. Algunas de las soluciones son: la instalación de un filtro de contenidos en la conexión a Internet o la utilización de un navegador que permita el uso de un filtro de contenidos que bloquee el contenido inapropiado.
Pero repito, es prácticamente imposible conseguir que no "salte" algo mientras navegamos libremente. Por eso, lo recomendable es la educación; educar a nuestr@s alumn@s en el uso correcto de Internet.


A continuación se reproduce el artículo original del Huffington Post:

Hace unas semanas, escribí una entrada en la que explicaba cómo asegurar el iPhone para que los niños no pudieran encontrar sin querer contenido obsceno. Varios lectores me escribieron pidiendo consejo sobre qué hacer cuando ya nos hemos encontrado a nuestros hijos mirando contenidos adultos en la red. Quiero hablar de ello porque me parece un tema importante y que afecta a todos los padres. En la era de internet, los niños tienen curiosidad sobre el porno y una facilidad de acceso sin precedentes. Pese a todos nuestros esfuerzos, pueden encontrar maneras de sortear los obstáculos que les colocamos. Estoy escribiendo esta entrada en calidad de psiquiatra, porque todavía no lo he experimentado como madre, pero les puedo asegurar que, en mi consulta, he tenido a muchos padres escandalizados y consternados porque habían descubierto todo un historial de internet lleno de páginas porno a las que habían accedido sus hijos preadolescentes.
Es inquietante descubrir que nuestros hijos han estado viendo porno. La pornografía ofrece una educación inapropiada y nada realista a los niños, pero además puede convertirse enseguida en una obsesión. Es importante recordar que la curiosidad por el sexo es algo normal. Lo que no es normal, por desgracia, es el carácter extremo y a menudo violador del sexo que se muestra en la pornografía. Las páginas porno no suelen estar dedicadas al sexo entre una pareja que se quiere, y suelen aparecer de inmediato anuncios de fetichismo extremo, fantasías de violaciones, imágenes degradantes, o niñas "apenas legales" (que es la expresión que utilizan para satisfacer las fantasías sobre corrupción de menores). Muy lejos quedan los tiempos en los que un niño se topaba con un Playboy. La pornografía en internet es una forma inquietante de entrar en contacto con la sexualidad humana, y es razonable que nos sintamos alarmados y decepcionados. Ahora bien, también es esencial que reaccionemos con preocupación y comprensión y tratemos de razonar, no emitir juicios airados. Nuestra reacción puede inspirar la visión del sexo que tengan nuestros hijos, y lo más importante es abordar la situación de manera que deje la puerta abierta a seguir más adelante la conversación. He aquí varias pistas sobre cómo hablar con sus hijos del tema:
1. Intente mantenerse emocionalmente neutral. Es muy difícil, porque los padres suelen alterarse bastante al saber que su hijo está viendo imágenes sexuales explícitas. Es muy importante no desmoronarse delante de su hijo. Entre otras cosas, porque hará que él se sienta más avergonzado, y eso no le conviene a la situación. Además, si el niño le ve demasiado exaltado o furioso, seguramente le hará menos caso y estará menos dispuesto a contarle nada. Recuerde: no es una emergencia. Tome el tiempo que necesite para calmarse antes de hablar con su hijo.
2. Dé normalidad a la situación. Lo más probable es que su hijo se sienta algo avergonzado de lo que ha hecho, y es importante disminuir esa vergüenza. Eso no quiere decir que le parezca bien su conducta, pero sí hacer que su hijo no tenga tanto miedo de ser un guarro o un pervertido por tener curiosidad sexual o por haberse sentido excitado al ver imágenes sexuales. La combinación de sexo y vergüenza es pérfida y nociva. Su hijo necesita saber que sus sentimientos sexuales no son malos en sí, sino una cosa que usted prefiere que exprese de otra manera.
3. Hable en tono positivo. Es fácil caer en el ¡No! ¡Mal hecho! al hablar de porno, pero es importante que le explique a su hijo por qué, que no es que quiera arruinarle su rato de diversión. Empuje a su hijo a ver el sexo como algo bueno y saludable y asegúrele que quiere que tenga una vida sexual buena y divertida cuando sea adulto. Ayúdele a adoptar una visión a largo plazo en la que el objetivo sea tener relaciones sexuales sanas, y háblele de las investigaciones que indican que el consumo excesivo de pornografía disminuye el respeto hacia las relaciones prolongadas y monógamas y puede incluso causar disfunciones sexuales. Los adolescentes tienen edad suficiente para comprender lo que es la satisfacción a largo plazo. Si relaciona las normas sobre el porno con un objetivo en lugar de un castigo, su hijo verá que no es que usted sea un mojigato, sino que está pensando en lo que más le va a beneficiar a él.
4. Eduque a su hijo sobre las mentiras del porno. Si ha estado viendo porno, seguramente ha visto ya de todo, así que no es el momento de andarse con delicadezas. Debe tener una conversación sincera con él sobre la mecánica del sexo y las verdades y mentiras de la pornografía. Es el momento de hablar de las diferencias entre la respuestas sexuales del hombre y la mujer y el hecho de que la pornografía es un producto fabricado y, por tanto, no refleja un encuentro sexual normal. También es seguramente el momento de hablar de la masturbación, si no lo ha hecho todavía.
5. Explique por qué es malo el porno. En algunas familias, esa explicación quizá incluya convicciones religiosas. Pero si usted no condena el porno por completo, es importante que haga entender a su hijo que los materiales explícitos son nocivos para una mente en desarrollo. El vídeo que acompaña este texto (en inglés) lo muestra con gran claridad, y creo que se puede ver con cualquier niño que ya ha empezado a interesarse por la pornografía.


Quizá deba hablar también con su hijo del carácter explotador del porno. Muchas feministas se oponen a la pornografía porque en ella es cada vez más abundante la explotación de las mujeres. El porno pretende que dominar, humillar y coaccionar a las mujeres es erótico, y refuerza actitudes que aprueban la violación y el acoso sexual. Muchos opinan que la pornografía contribuye a la cosificación masculina de las mujeres y, por tanto, al sexismo.
6. Pregúntele qué ha visto y si tiene alguna duda. Repito, no es momento de andarse con delicadezas. Muestre a su hijo que el tema no le da miedo y que está dispuesto a hablar, ayudar y responder preguntas. La verdad es que, cada vez que he asesorado a padres e hijos en este aspecto, esta pregunta suscitaba numerosas emociones en los niños, porque sí estaban deseando hablar con sus padres. Haga saber a su hijo que puede hablar de lo que ha visto, con preguntas como "¿Has visto algo que te te haya asustado?", o "¿Has visto algo que te haya dejado confuso?", para ayudar a iniciar la conversación. Quizá esta parte no sea cómoda. Finja que sí y esté dispuesto a responder cualquier cosa que le pregunte.
7. Deje claros sus límites de ahora en adelante, y hágalos respetar. Después de tener la oportunidad de normalizar, reducir la vergüenza, responder preguntas y explicar los motivos, hay que volver a las reglas. Si antes no tenía instalados controles en los aparatos de su casa, hágalo ahora. No saben cuántos padres me han dicho: "No habíamos puesto controles porque lo hablamos y llegamos a la conclusión de que nos fiábamos de ellos". En mi opinión, ese método le hace flaco favor al niño. Es como poner un caramelo debajo de su almohada y luego decirle que se fía de que no se lo va a comer. La mejor forma de tratar el porno en su casa es ASEGURARSE DE QUE LOS NIÑOS NO TENGAN ACCESO A ÉL. Es importantísimo. El año pasado escribí una entrada en la que explicaba con detalle cómo instalar controles en un ordenador con Windows. Hay otras opciones apropiadas para Mac, como OpenDNS y K9 Web protection.
¿Se han encontrado con este problema como padres? ¿Tienen algún consejo o experiencia que compartir? Si todavía no les ha pasado, ¿han pensado cómo afrontarán la situación si surge?

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